Exactamente, como se puede ver, me tocó (por una de esas casualidades o suertes extrañas de la vida) sentarme casi entre la orquesta, justo detrás de la percusión... Menos mal que interpretaban a Brahms y no a Verdi... Así que fue genial porque lo escuché todo desde dentro, con toda la fuerza de los instrumentos y la voz, como los músicos.
La próxima vez que toquen iré también, fue perfecto.
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